11.11.11

5

Oí una voz lejana llamándome que cada vez estaba más cerca.
-Ariadna. Ariadna despiértate, venga.
Entreabrí los ojos y en la penunmbra de mi cuarto conseguí ver a mi abuela mirándome.
-Levántate ya que son las dos y pico, vamos a comer ya.
Solté un gruñido de asentimiento y se marchó, dejando la puerta abierta.
Tenía la boca pastosa, me picaban las yemas de los dedos y me dolía el cuerpo en general. Traté de incorporarme pero la manta era más pesada que de costumbre. La aparté y conseguí salir de la cama. De repente todo empezó a dar vueltas y tuve que agarrarme a la silla que estaba a unos centímetros de mi para no caerme."Joder, puta resaca de mierda".
Salí al baño para intentar despejarme un poco y mi reflejo en el espejo me horrorizó. Tenía el rimel emborronado alrededor de los ojos, parecía que acababa de salir de una peli de miedo. Me lavé bien la cara y cuando me incorporé para secarme todo empezó a dar vueltas de nuevo y noté como el ácido del estómago subía por mi garganta. Casi no me dio tiempo a subir la tapa del váter antes de echar por la boca un vómito asqueroso que apestaba a vodka.
Me volví a lavar la cara y fui a la cocina.
-¿Estas bien cariño? Tienes mala cara - me dijo mi madre mientras me daba un beso.
-Pues no te extrañe que esté enferma, con las fiestas que se pega esta niña está de todo menos sana.
-Vale papá - le corté.
El olor de la carne empanada por poco me provocó una arcada pero conseguí aguantarme. Corté la carne en trocitos pequeños, me comí unos pocos para disimular y después con toda la naturalidad del mundo dije que no quería más y que me lo comería para la cena, asique lo guardé en la nevera.
Fui a mi cuarto y vi una llamada perdida de Carmen en mi móvil asique la llamé.
-¿Si?
-¿Carmen? Acabo de ver tu toque, estaba comiendo, dime.
-Era para ver qué tal estabas y a ver si habías llegado a tu casa, que anoche apenas te vi el pelo tía, desapareciste.
-¿Te digo la verdad? No me acuerdo de nada y estoy hecha polvo, poté nada más levantarme, una resaca asquerosa.
-Joder tía, tenías que haber cenado algo antes de beber, nunca me haces caso... Bueno, pero entonces, ¿no te acuerdas nada de nada?
-No... Me estás poniendo tensa, dios, dime que... dime que no... -me quedé callada un momento y apenas murmuré- dime que no me lié con Arturo.
-¡Pero qué dices! Claro que no. -suspiré de alivio- Pero estuviste muy pegadita al nuevo, ¿cómo se llamaba? Ah si, Axel. Qué tío más sexy, de verdad... Y yo que te llamaba para saber qué estuviste haciendo con él y tú que no te acuerdas de nada, es que eres un caso ¿eh?
-¿Para preguntarme que qué estuve haciendo con él? Oh dios, ¿qué estuve haciendo con él?
- ¡¡¡¡QUE YA VOOY!!!! Tia te dejo que mi madre está de un histérico... Mañana nos vemos y espero que para entonces te acuerdes de algo. ¡Mejórate de esa resaca! Muacs
Preocupada por lo que podría haber pasado en la fiesta, encendí el ordenador y abrí facebook a toda velocidad, seguramente encontrara a Damián por ahí.
Después de hablar con él no podía creermelo. "¿Me he liado con Axel? ¡Pero si tiene novia! Joder Ariadna que estúpida que eres... Como alguien más se haya enterado te vas a buscar un buen problema..." Y así, de pronto, un recuerdo me vino a la mente. Yo le preguntaba a Axel por su novia y él me decía que estaba en casa enferma, pero que eso no importaba que en realidad estaba con ella por estar.
Estuve toda la tarde dándole vueltas al tema y tratando que mi cabeza no diera demasiadas vueltas, ya que seguía mareada y con arcadas, además de que antes de irme a dormir tuve que correr al baño a vomitar varias veces.
Cuando ya estaba entre las sábanas a punto de dormirme, el último pensamiento que me vino a la mente fue lo duro que iba a ser ese lunes.

10.11.11

4

Sábado. Un presentimiento me hizo levantarme precipitadamente de la cama. El presentimiento de que había dormido más siesta de la que debía y que iba a llegar tarde a la fiesta. Abrí el armario aún en pleno sueño y empecé a rebuscar algo que ponerme. No quería llamar la atención asique no me compliqué mucho con la elección de la ropa, más que nada porque ya llegaba tarde. Apresuradamente salí de mi casa, sin peinarme, sin maquillarme, con la ropa puesta de cualquier manera y sin probar bocado de la cena. Sujetando el bolso con la boca y la chaqueta con un brazo, con una mano me ponía los tacones y con la otra miraba el móvil: 7 llamadas perdidas, todas de Damián y Carmen. Estaba claro que llegaba tarde y aún tenía que correr calle abajo y coger un autobús.
Llegué a la fiesta más de una hora tarde, jadeando. Me miró todo el mundo al entrar y yo que me preocupaba por no llamar la atención. Al instante vi las caras de Carmen y Damián, que vinieron corriendo hacia mi.
-¿¡Dónde estabas!? ¿y tu teléfono? - dijo Carmen en tono de acusación.
- Me he quedado dormida...- Le contesté sin hacerle mucho caso, estaba más centrada en buscar donde estaban las bebidas. Me moría de sed, pero Damián interrumpió mis pensamientos.
-Bueno, bueno, ¡no sabes la de pibones que han entrado por esa puerta! pero primero vete a pintarte un poquito, porque tienes hasta la marca de la sabana en la cara hija mía. - me cogió del brazo y me llevó a los baños con decisión, saltándose toda la cola de personas que había. - Perdón pero esque esta mujer tiene una emergencia de verdad.
Por supuesto, el increíble plan de Damián no salió bien, porque nos sacaron en menos de un minuto del baño, asique usé el cristal de una ventana cercana a modo de espejo e intenté arreglarme ahí. De pronto pude reconocer una cara en el reflejo de la ventana, aquella persona se estaba sirviendo una copa en una mesa que estaba un poco más alejada de mi posición. Como un acto reflejo me metí entre las cortinas sin saber que hacer. "¿Por qué tenía que haber venido él a la fiesta? Bueno es lógico es una fiesta de personas del instituto, es normal que esté aquí pero..." derrepente algo se movió entre las cortinas que hizo que me asustara y empezará a plantearme lo de salir corriendo.
-¿Ari...?
-Joder Carmen qué susto.
-Te estaba buscando ¿Qué se supone que estás haciendo?
-Creo que esconderme de Arturo.
-¿Está en la fiesta?
-Sí, es como un imán. Le veo por todas partes, no puedo deshacerme de él, estoy harta de ver su cara. Necesito una copa.
-No creas que por beber mucho vas a conseguir olvidarle del todo.
-Solo quiero evadirme, hace mucho que no lo hago...
Salimos de allí y Arturo ya no estaba en la mesa de las bebidas, asique fui a servirme una copa y después otra y creo que fue a la tercera cuando me encontré con el nuevo de mi clase. Ni siquiera recordaba como se llamaba, creo que su nombre era Axel, pero no porque me lo dijera, sino porque recordé las veces que Damián le había mencionado a él y a su perfecto pelo. Recuerdo haberme servido otra copa entre risas mientras hablaba con el nuevo y haberme tomado otra perdiendo la cuenta y junto a ella mi vergüenza y mi memoria.