17.12.11

7

Me levanté por la mañana sintiéndome un poco mejor. Seguía sin tener apetito pero al menos la cabeza no me daba vueltas. Mientras decidía si ponerme una camiseta azul de tirantes o una verde de manga corta recordé lo que había estado pensando el día anterior y me dio un escalofrío.
Me miré en el espejo antes de pintarme. Las ojeras eran realmente visibles y se notaba que esos días había estado enferma y había dormido fatal. Un punto menos para mi. Me puse medio bote de antiojeras y me pinté un poco para no parecer una muerta.
Al llegar al instituto estaba muy tensa y fui a explicarle mis conclusiones a Carmen:
-Carmen tía, tenemos que hablar.
-¿Qué pasa? Dios que cara que traes hoy, parece que te has ido de fiesta, de verdad. Así vas a asustar a Axel.
Empezó a reirse mientras la miraba muy seria sin apenas forzar una sonrisa. Paró de reirse y muy seria me cogió del brazo y me llevó al otro lado de la calle.
-Ari explícame ya lo que ha pasado.
Pero antes de que pudiera abrir la boca sonó el timbre y empezó a acercarse una masa casi sólida de gente que iba hacia nosotras que estábamos junto a la puerta. Así que le dije que se lo contaría en el recreo y subí por las escaleras mientras ella se iba por el pasillo de la izquierda. Sin mirar a nadie entré en clase y me senté en mi sitio, deseando que no apareciera Clara, que seguramente ya se habría dado cuenta de lo que pasaba. Entonces a mi lado se sentó alguien con un jersey azul marino y cuando levanté la vista para ver quién era me topé con los ojos de Axel. Mira que había tíos en el mundo como para que él, precisamente él, se sentara a mi lado. Me saludó y le respondí con una sonrisita tímida.
Entró la profesora loca de filosofía y empezó su extenso y largo monólogo. No recuerdo en qué punto, puede que estuviera comentando algo sobre las emociones, o tal vez la inteligencia, yo qué sé; pero de repente mi mente empezó a volar y regresé al día de la fiesta y allí estaba Axel. "Tío, ¿qué hicimos? ¿Qué pasó?". Estuve toda la clase comiéndome la cabeza con el tema y cuando tocó el timbre anunciando el cambio de hora me giré hacia él:
-¿Qué te pasó ayer que no viniste?
-Ah, estaba malo. Vómitos y eso, me lo pegaría mi novia. Ella estuvo vomitando el finde.
-Vaya... - "¡Já! Lo sabía"
Estuvimos hablando casi toda la mañana pero no salió el tema de la fiesta (por suerte). A pesar de que Damián me había dicho que estuvimos juntos y hablando montón de rato, para mí era como conocerlo por vez primera.
Cuando salíamos de clase nos estábamos riendo porque acababa de contar un chiste malísimo  y Clara se nos acercó y después de mirarme con mala cara se metió entre nosotros dos y cogió a Axel del brazo y se lo llevó escaleras abajo. Me quedé quieta en el pasillo y Damián apareció a mi lado:
-Vaya, parece que la bruja le ha quitado el príncipe azul a nuestra  querida princesita.
-Cállate
Y seguimos hablando entre risas hasta que llegamos al patio y nos encontramos con Carmen. Aproveché que estábamos los tres para contarles lo que había estado pensando la tarde anterior y lo mal que me había mirado Clara justo antes. No opinaron mucho sobre eso, simplemente que no me comiera el coco y que un virus de estómago lo coge cualquiera. Me di cuenta de que tenían razón y por primera vez aquel día me sentí completamente relajada.
Pasaron las horas y después de tocar el timbre que anunciaba el final de las clases, fui al baño porque notaba algo molesto en el ojo, probablemente una pestaña. Y justo cuando iba a salir me vi de frente contra Clara que me habló en un tono algo sarcástico:
-¡Hola Ariadna! ¿Qué tal tu virus de estómago?
-Ah... Bien, me da que fue que comí algo mal el fin de semana. Seguro - mentí.
-Puede ser un virus de estómago que está por ahí rondando, ya sabes, el finde estuve mala yo, y luego también Axel. Cosas que pasan, ¿no? - me taladraba con la mirada y me empezaban a sudar las manos
-Si... Con esos virus nunca se sabe.
-Habrá que tener más ciudado - dijo recreándose en la última palabra -. Pero bueno, ya verás que no vuelve a pasar, ¿verdad?
-No, no. - hice una pausa y me di cuenta de mi error y traté de rectificarlo, tal vez un poco tarde - Esperemos que no se me pegue otra vez el virus ese.
Traté de sonreir y me despedí.
Mientras caminaba casi que me temblaban las piernas "Mierda, mierda, mierda, m-i-e-r-d-a. La he cagado buena"

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