24.2.12

9

Llegué a casa medio aturdida por lo raro que había sido el día y todo lo que había pasado con Axel. "Voy a ir a su casa, esto es anormal, lo que me pasa a mi no le pasa a nadie...". Mientras comíamos le comenté a mis padres y a mi abuela que iba a ir a hacer un trabajo y mi madre con una sonrisa pícara me dijo:
-¿Y quién es ese Axel? Nunca me habías hablado de él. ¿Es guapo? Seguro que sí -la miré sarcásticamente y frenó su discurso-. Vale, vale, ya me callo, pero sabes que puede venir y hacéis el trabajo aquí que no pasa nada.
-Vaaaaaale mamá, pero ya hemos quedado allí. Otro día si eso.
Después de comer saqué los libros para empezar a hacer los deberes pero apenas podía concentrarme y para más desconcentración aún, me llegó un sms de Carmen: "puedo llamrt? bss". Pasé de contestar y directamente la llamé yo:
-¡Ari! Me ha dicho Damián lo del trabajo de biología, ¿qué fuerte no? Tú y Axel, solos, con la novia lejos... Lo veo venir, ¿eh?
No pude evitar reirme por la voz tan porno que había puesto
-No tía, solo vamos a hacer el trabajo, en serio. Quedada profesional
Reímos y seguimos charlando hasta que se me hizo la hora de irme a casa de Axel. Cuando llegué a la puerta de la casa estaba algo nerviosa, más por lo que me habían dicho mis amigos que por lo que yo pensara realmente. "¿Y si de verdad le atraigo? Es que es tan sexy... ¡Basta, joder!" Toqué al timbre y apareció el por la puerta y me invitó a pasar. Me enseñó por encima su casa y nos quedamos haciendo el trabajo en el salón que era donde tenía el ordenador. Estuvimos hablando de muchísimas cosas, se notaba que era bastante hablador y la verdad es que inspiraba bastante confianza a la hora de contarle cosas. Me habló de su novia y que estaban pasando un pequeño bache, de sus antiguos amigos, de por qué se había mudado... Apenas habíamos avanzado en el trabajo y había pasado una hora, pero luego nos pusimos las pilas y a las ocho y media pasadas casi habíamos terminado.
Entonces se oyó a alguien abriendo la puerta y Axel me dijo que era su padre. Le vi algo tenso pero no me preocupé demasiado. Apareció por el umbral un hombre alto, corpulento, con barba oscura de varios días, pelo corto alborotado, piel morena, ojos marrones que parecían cansados. Apenas soltó un gruñido cuando nos vio, se fue a la cocina y desde allí llamó a Axel.
Cuando fue escuché murmullos que poco a poco fueron subiendo de tono, era su padre:
-¿¡Qué te crees aquí!? ¿¡Cuántas veces te he dicho que no hagas nada sin mi permiso!? Encima tienes la casa hecha una puta mierda, no haces nada, ¿te crees que estudiando llegarás a algo? ¡Deberías trabajar! A ver si de una puta vez haces algo por esta maldita familia.
Escuché como se cerraba una puerta y deseé que Axel no se hubiera marchado, no quería quedarme sola allí. En parte estaba asustada, preocupada, yo qué sé, no sabía si largarme, quedarme allí o saltar por la ventana para desaparecer de esa casa. Menos mal que apareció Axel por la puerta con expresión triste:
-Siento que hayas tenido que presenciar esto...
-No pasa nada, no te preocupes, ni te avergüences. ¿Qué te parece si dejamos lo que queda de trabajo para otro día?
Nos despedimos y cuando llegué a casa definitivamente me di cuenta de lo raro que había sido aquel día.

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